Garage Wine es un proyecto que he admirado durante mucho tiempo, desde que probé sus vinos por primera vez hace más de 20 años. Está dirigido por el talentoso triunvirato compuesto por el equipo de esposos Pilar Miranda y Derek Mossman Knapp, junto con el respetado agrónomo Álvaro Peña. Si bien elegir al mejor enólogo nunca es una decisión fácil, dado el creciente talento en Chile, este año no tuve ninguna duda después de probar el notable portafolio con Derek. Este es un proyecto que sigue fortaleciéndose, como lo demuestran las excelentes puntuaciones que han logrado estos vinos.
La estrella de la enología en este caso es Pilar Miranda, quien, con increíble destreza y delicadeza, se encarga silenciosamente de elaborar estos vinos. Como su nombre sugiere, la vinificación nació en un garaje, con uvas provenientes de pequeños productores en Maule. El enfoque se centra firmemente en uvas de viñas viejas cultivadas en secano, utilizando técnicas agrícolas tradicionales, incluidos caballos. Garage funciona en una escala humana, lo que les permite tener un control total sobre cada proceso involucrado. Una de las cosas que más admiro es la simpatía ambiental y social que practican Derek y Pilar, así como el espíritu comunitario que fomentan. Estaban muy adelantados a su tiempo cuando comenzaron hace más de 20 años, recuperando el subestimado tesoro de viñas viejas que posee Chile, y han sido pioneros en la revitalización de estos hermosos viñedos que durante demasiado tiempo estuvieron olvidados y descuidados.
Actualmente, producen vinos en varias de las principales regiones vinícolas de Chile, incluyendo Maule, Itata y Maipo. El portafolio abarca diversas variedades de uva, pero la estrella indiscutible, para mí, es el Cru Truquilemu Carignan, que es, sin duda, uno de los mejores vinos de Chile y ha sido merecidamente reconocido como el mejor vino tinto en la guía de este año. Estos vinos se caracterizan por una ligereza en boca, combinada con una profunda concentración y un núcleo de fruta pura y vibrante. Garage Wine es, sin lugar a dudas, un clásico de culto chileno. ¡Bravo, Pilar y equipo!